domingo, 20 de marzo de 2011

PAUL POIRET

Nace el 8 de abril de 1879 en un abiente propicio a los placeres sensuales, pues sus padres eran comerciantes de telas en el barrio de Les Halles, en aquella época, el vientre de París.

Pese a su imaginación y carácter soñador, qu hacía presagiar su futura dedicación al mundo de las artes, su padre lo obligó a terminar su estudios de secundaria y empezar a trabajar como chico de los recados en un taller de paragüas. Poiret, de su maestro, tomaba los relates de seda, elaborando con estos restos extravagantes creaciones que hacían las delicias de su madre y hermanas.

Su talento como dibujante le dio un puesto en el taller de modisto Doucet. Junto a él aprendió el arte de la costura, el de la buena vida, y a tratar ben a la gente del teatro, algo que podría procurarle gran publicidad.
En 1901 se colocó en el taller más importante del momento, el Worth, donde trabajó para sus hijos, que pronto se deshicieron de él Dos años después montó su propio salón de moda. Su primera clienta, la admirada actriz Réjane. 3 años más tarde, ya era conocido como una celebridad en las fiestas y tpurs .

El motivo por el que Paul comenzó esta batalla contra el corsé era simplemente que encontraba rodículas a las mujeres e busto curvo y trasero prominente. En 1906 diseñó un traje sencillo, entallado directamente bajo los pechos y que caía recto hata los pies. La nueva mujer del diseñador era modesta, joven y de movimientos descaradamente libres. Bajo sus vestidos se escondía una hermosa figura, y no un corsé. Pero no sólo la desaparición de la mujer hizo que las mujeres pareciesen más jovenes, sino que el uso de colores vivos y estampados sencillos le dieron más vida.
Para rematar el efecto. Poirot deterró las medias negras y cubrió las piernas con seda de color carne.

La mentablemente, su estilo pronto comenó a degenerarse. Cada vez subía más el talle, y en consecuencia, os pechos. Aemás, sus escotes eran cada vez más pronunciados y sus faldas más estrechas. En 1910 lanzó la falda trabajada, que obligaba a la mujer a andar con pequeños pasitos. En esta ocaión, las mujeres no siguieron las ideas del hombre.
Esto pareció no preocuparle a Poiret, que seguñia vistiendo a la mujer a su antojo con caftanes, quimonos y pantalones bombachos y cubriendolas con velos, túnicas o turbantes.
El lujo en todo su esplendor, borados de colors vivos, puntillas de oro y plata, perlas y plumas. Lo Oriental era el útimo grito tras el éxito en 1909 del Ballet russos en París.

Poiret fue el primer modisto en lanzar su propio perfume, y en 1911 se aseguró el escándalo al presentar la falda pantalón, que rcibió la condenación del mismísimo Pío X.

Pero el creador no fue un visionario, simplemente vivió integrado en su época, en los años previos a la I Guerra Mundial. Durante ésta, el diseñador fue movilizado y, al regresar del frente comprobó con horror que todo había cambiado. Poiret no pudo comprender que la guerra había hecho más por la independencia de las mujeres que la moda. Creyó que podría recuperar a su antigua clientela dando fiestas y celebraciones, pero esto logró que acabase arruinado. Finalmente, abandonado por todos, se retiró a la Provenza, donde consumido por el rencor se dedicó a la pintura. Murió en 1944 pobre y olvidado, pero sin embargo su obra contribuyó enormemente al futuro de la moda.

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